Un experimento llevado a cabo por la Universidad de Harvard (EE UU) revela que los
niños con edades comprendidas entre 4 y 5 años confían más en la
información que les proporciona una persona físicamente atractiva que en lo que les dice un individuo a quien consideran feo.
En el ensayo, los niños debían ponerle nombre a seis objetos que
desconocían. Y se les sugería que, para llevar a cabo la tarea, pidieran
ayuda a un adulto. Al enseñarles las fotos de dos sujetos a los que no
conocían y pedirles que indicaran cuál de ellos creían que sabría la
respuesta (y por lo tanto a quién le preguntarían), los chavales escogían mayoritariamente al sujeto con el rostro más bello como informador "fiable".
"Los niños confían más en las personas con rasgos faciales atractivos,
pese a que no hay ningún motivo para pensar que eso les haga tener más
conocimiento o más información", concluye Igor Bascandziev, coautor del
trabajo que publica la revista British Journal of Developmental Psychology. Su objetivo ahora es determinar si esa predisposición se mantiene a medida que crecen.
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